NUMERO DE VISITANTES


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Afirmar que el EZLN ha planteado a lo largo de estos ya más de cinco años de existencia, una propuesta estética definida; no es algo aventurero ni exagerado. En los muchos comunicados, escritos y entrevistas que los zapatistas han vertido, podemos encontrar planteamientos éticos muy claros en relación a los diferentes ámbitos de la actividad humana. En el terreno político por ejemplo nos proponen desarrollar una nueva forma de hacer política, más allá de intereses por el poder, más allá de los enjuagues y componendas partidarias, más allá de las concertacesiones interpartidarias, más allá del juego electoral sexenal. Del mismo modo el zapatismo, sin desarrollar una “línea” específica en torno al arte, sin pronunciarse abiertamente por uno u otro estilo literario o pictórico; ha esbozado en varios de sus escritos algunas de sus ideas acerca de lo que creé que deben ser el arte y la cultura en general. Pero sobre todo, ha propiciado el surgimiento de una diversidad de aportaciones culturales y artísticas de todo tipo.





LOS AGUASCALIENTES.
Centros Culturales en el Corazón de la Selva Lacandona y en las montañas y rincones zapatistas.


Una prueba de la preocupación del zapatismo por la reivindicación de las necesidades espirituales del hombre, es la creación de los diversos “Aguascalientes”, que no son sino centros culturales, de reunión e intercambio entre el EZLN y sus bases zapatistas, con la sociedad civil de México y del Mundo. El primero de estos “Aguascalientes”, fue creado en remembranza a la ciudad de Aguascalientes en donde se realizó la histórica Convención de Aguascalientes en 1914, durante la Revolución Mexicana, que reunió a lo mejor de las distintas fuerzas que entonces luchaban contra la dictadura de Porfirio Díaz.

Este “Aguascalientes” fue creado en pleno corazón de la Selva Lacandona, en las cercanías de la comunidad tojolabal de Guadalupe Tepeyac, en el municipio de Las Margaritas; con la finalidad de albergar en él a la Convención Nacional Democrática a la que llamó el EZLN y que se realizó del 6 al 9 de agosto de 1994. En lugar de encaminar sus esfuerzos y sus escasos recursos a la construcción de trincheras y casamatas o a la adquisición de armamento; el EZ y sus bases de apoyo construyeron en tan sólo 27 días, un enorme navío que albergaría a los 6 mil visitantes de todo el mundo que ahí se dieron cita para ser testigos de esta revolución pacífica y cultural que anima los umbrales del siglo XXI. Los zapatistas construyeron albergues, instalaciones para la prensa y una gran biblioteca para la que solicitaron la donación de libros.

En febrero de 1995,durante la que los zapatistas llamaron “la traición de febrero”, el Aguascalientes de Guadalupe Tepeyac fue arrasado por el ejército federal, la torpeza de Zedillo lo llevó a creer que destruyendo las instalaciones, destruiría también el símbolo en que ya se había convertido.

No fue así. El “Aguascalientes”, “el navío de la Esperanza”, “el barco de Fitzacarraldo”; “el símbolo”; habría de resurgir de entre la tormenta varios meses después, recompuesto, multiplicado. Como en la profecía de Espartaco: “Volveré y seremos miles”, el “Aguascalientes” volvió multiplicado por cinco, uno en cada región de influencia del EZLN. Cinco “Aguascalientes”, cinco bibliotecas en plena selva, cinco centros de intercambio cultural entre personas de todas las razas, de todos los colores, de todas las lenguas, de todas las creencias; pero animadas por un solo corazón y una sola meta: “crear un mundo donde quepan todos los mundos”.

"Los invitamos a hacer muchos Aguascalientes como respuesta a la destrucción del Aguascalientes de Guadalupe Tepeyac, y que esos Aguascalientes estén en los centros de resistencia”. Queremos decirle a la sociedad civil “vamos a hacer muchos Aguascalientes y necesitamos que tú nos ayudes. Vamos a tener centros de resistencia y ahí queremos que tú (sociedad civil) y yo (EZLN) hagamos algo juntos por el bienestar de los indígenas: que pongamos un buen hospital que no sea del gobierno, con medicinas, doctores, equipos, etcétera, con escuelas y talleres de capacitación, con juegos infantiles y talleres y escuelas para mujeres, con su cine y su teatro, sus juegos deportivos y todo...”

En los “Aguascalientes” se ha dado cita lo mejor de la intelectualidad nacional e internacional: escritores, filósofos, actores, cantantes, dirigentes políticos, creadores, científicos. Todos con el afán de conocer más de cerca la propuesta zapatista y de ofrecer su oficio y sus recursos a esta causa. También ha llegado hasta ellos lo mejor de la sociedad nacional e internacional: hombres, mujeres, niños, ancianos comunes y corrientes. Amas de casa, profesores, artistas, electricistas, obreros, desempleados. De todas las corrientes políticas y de todas las religiones, así como de todas las preferencias sexuales. No hay distinción, todos hemos tenido cabida en esos espacios creados para ello.

En los “Aguascalientes”, la sociedad civil ha tenido la oportunidad de aportar su granito de arena de la forma que deseé o pueda hacerlo: Participando en los Campamentos por la Paz, impartiendo talleres o cursos, aportando alimentos, materiales y herramientas, participando en la construcción de escuelas y centros de salud o, simplemente, intercambiando ideas y experiencias.

En los “Aguascalientes” también se baila, se baila mucho: en las bienvenidas que preparan las bases zapatistas para los visitantes y que suelen ser muy emotivas, en las despedidas que suelen ser igual de emotivas, y en cualquier otro día, con cualquier pretexto. Es paradójico que estando como están las bases de apoyo rodeadas y asediadas por los militares, que muy a su pesar han tenido que cambiar sus hábitos y se han tenido que adaptar en la medida de lo posible a las nuevas circunstancias que los rodean; es paradójico que bailen tanto. O tal vez no. Tal vez esto sea una válvula de escape, un mecanismo de autodefensa para no estallar, para no verse tan afectados psicológicamente.

Para entender mejor lo que significó la creación del primer “Aguascalientes, ahora desaparecido pero que dio orígen a un símbolo, y para entender mejor también lo que significó la realización de La Convención Nacional Democrática; al final de este capítulo anexaremos el comunicado zapatista del 6 de agosto de 1994.



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UN PODEROSO NAVIO: EL AGUASCALIENTES

6 de agosto de 1994.
Al semanario nacional Proceso:
Al periódico nacional La Jornada:
Al periódico nacional El Financiero:
Al periódico local de San Cristóbal de Las Casas, Tiempo: Señores:
Hoy no hay comunicado, nomás les escribo para que no se sientan solos los que no quisieron o no pudieron venir al delirio neozapatista: la convención Nacional democrática. En una posdata va la mera verdá’ sobre “Aguascalientes” (a ver si con mi “confesión” se siente aludido Prigione). Vale. Salud y cuidado al cruzar la calle (un paso peatonal interestatal no vendría mal y, seguro, sería más barato que las privatizadas).Desde las montañas del sureste mexicano. Subcomandante Insurgente Marcos

PD: Opcional para Rayuela: “Letrero en Aguascalientes, Chiapas: Prohibido el paso a tráilers.” PD: De cartera política vencida. Casi todos los partidos y organizaciones políticos, grandes y chicos, del confuso espectro de la izquierda mexicana han venido, en tiempos distintos, a a dejarnos claro que ellos sí nos han apoyado, detallan tiempos y lugares, cantidades y calidades.

Nos quieren cobrar desde la marcha del 12 de enero hasta las distintas caravanas. Nos reclaman que los apoyemos en sus distintos ajustes de cuentas a cambio del apoyo que nos dieron. No les debemos absolutamente nada. Solos iniciamos, solos peleamos, solos nos morimos, fue nuestra sangre y no la de ellos, la que alumbró el 94.

Casi todos los sin partido y sin organización política, grandes y chicos, del confuso espectro de la sociedad civil mexicana han venido, en tiempos distintos, a dejarnos claro que no les debemos nada, que ellos nos deben todo, que no estamos solos, que qué más se nos ofrece. Todo les debemos a ellos, por ellos iniciamos, por ellos peleamos, por ellos morimos, fue nuestra sangre, y la de ellos, la que alumbró el 94.

Con ellos, con los que dan todo y no cobran nada, con los siempre insatisfechos, porque piensan que están haciendo poco o nada, con los mayoritarios, con ellos queremos hablar. Para ellos es la Convención, nosotros los apoyamos a ellos en la Convención, no a los dirigentes de partidos y organizaciones políticas, grandes y chicos, no a los que dejan clara la deuda que, dicen, tenemos con ellos. Con los desorganizados sí, con los sin rostro, como nosotros, con los sin nombre, como nosotros, con los despreciados y marginados por no tener partido ni proyecto político “histórico”, con ellos sí. A prtir de ahora la historia tendrá que tomarlos en cuenta, tendrá que tomarnos en cuenta...

PD: Que delata lo que en realidad esconde “Aguascalientes”. –Ya la tarde se ha ido detrás de los últimos periodistas que, bajo la amenaza del minado de los accesos, se retiran con “exclusivas” y otras reiteraciones. Cuando quedan solos el Sup hace una seña, oculta por la sombra de la gorra. Todo mundo se pone en movimiento que sólo en apariencia es caótico. Todos, incluso el Sup, se arrancan el pasamontañas y el rostro. Multitud de torvos marineros aparecen, el Sup delata ya un austero parche en el ojo diestro y empieza a cojear ostenciblemente con su pata de palo. En el muñón siniestro, donde debiera haber una mano, lleva un garfio que guiña al reflejo de los relámpagos de agosto.

Otra señal y la gigantesca lona descubre lo que “Aguascalientes” oculta bajo el boludo vientre atravezado de bancas y horquetas. La lona en realidad es velamen, las bancas remos, la colina el cuerpo de un poderoso navío, la tarima es el puente mando.

La proa apunta hacia el poniente, por la escalerilla de estribor se suben cañones y barriles de pólvora, por la de babor ascienden marineros de tatuajes infinitos en brazos y en rostros desamordazados. “Aguascalientes” se devela, se revela. Un barco pirata, el único, el mejor.

Ondea ya la bandera del cráneo terrible sobre las dos tibias. Se inicia el navegar por la noche hasta el día siguiente. Huye del sol, parece, este absurdo navío. Por eso su obsesivo apuntar hacia el Occidente. El exSupahora murmura...

Ya viene de la noche el mar, ya el viento viene. Ya se cumple el ciclo de la maldición, ya recomienza nuestro navegar.

El viento quiere dejar constancia de su furia y empieza a zarandear mi navío como se zarandea la voluntad marinera ante femenina presencia. El desorden empieza a apoderarse de hombres y demonios, nadie se ocupa del timón, a nadie le importa el rumbo ni el destino. Este barco ha recorrido mares de todo tipo y condición, su velamen ha sido acariciado por vientos de orígenes diversos, ha naufragado en todas las islas y su amenazante emblema ha conquistado todos los puertos.

¿Por qué habría de preocuparnos este huracán sureño? Es preciso poner orden en cubierta, ordeno que el timonel lo arrojen a los tiburons. Nadie me escucha. Deguello al marinero que encuentro más a la mano. El barco está a la deriva, estamos a punto de perecer en los mil mordiscos de un arrecife de coral en el Peloponeso.

Tomo el timón con el garfio, el navío sigue dando tumbos sin decidirse aún a recibir los ásperos y mortales besos del coral. Por fin la nave parece enderezar su rumbo y regresar a la bahía de la que mi desesperanza nos sacó esta madrugada. El orden regresa paulatinamente a cubierta, todos mis marinos miran fijamente el sable que sostiene mi mano única, el sable que no es el sable sino una vieja espada que llegó a mis manos después de duro y desigual combate contra un tal caballero de los espejos. ¿Cuándo? Cuando mi desventura me obligó a llevar mi paso por hidalgas tierras y mi desesperanza, hoy fiero y bucanero navío, era cabalgadura de frágil y evidente osamenta.

“Ahora soy un pirata... Un pirata es una ternura que explota fiera, es justicia incomprendida, es desconsolado amor, es triste batallar y soledad compartida, es un siempre navegar sin puerto, es perenne tormenta, es beso robado, es siempre insatisfecha posesión, es sin descanso.

“Almirantazgos de diversas sedes han puesto precio a mi estar sin rostro. Quieren mi noble cabellera, mi único ojo y la mueca que llevo en lugar de labios, mi cabeza de mi cuello separada y de adorno para sus suntuosas mesas. ‘¡Agarradlo!’, gritan histéricos. ‘¡Es un transgresor de la ley!’, claman las buenas y terrenas conciencias. ‘¡Matadle!’, ordenan los grandes señores de múltiples palacios. ‘¡Es un profesional de la violencia!’, murmuran en las cloacas ratas de todas las raleas. ‘¡Es malo!’, ‘¡Es cruel!’, ‘¡Un criminal embozado!’, ‘¡Que venga la paz!’, ‘¡Sí, que venga sobre su sangre y la de los suyos!’, gritos y murmullos de gente que se dice buena y lleva mierda en las venas y podredumbre en las entrañas. Grandes y poderosos sabios, doblegados por el lujo y el dinero, aconsejan la muerte peor: ‘¡Olvidádle! ¡No hay castigo más cruel!’ Mi barco y los míos no titubean, ya antes hemos navegado solos, puro mar y viento puro. El miedo a los hombre lo enterramos un amanecer de año incierto, estando muertos vivimos, sonriendo lloramos. Nada debemos al mundo e infinita es la cuenta por cobrar. ¡Por eso nuestro fiero estar sin rostro! ¡Por eso nuestro tierno andar! ¡Por eso nuestro permanenete desvelo! ¡Por eso nuestro todo apostar...

para que ganen otros!

“Ahora el viento se pone a nuestro paso, por entre milpas y acahuales acechan mounstruos diversos, secretarios de Estado, pacíficos enterradores de la esperanza, conformes del hartazgo. El barco del pirata empieza a detenerse, será necesario recurrir a velas y remos. Truena mi voz, tormenta en la tormenta, relámpago en la luz, ronco canto sin tonada. ¡Preparad todo! ¡Avanzar debemos! ¡Arrojad todo lo inútil! ¡Que todo lo que no sirva para volar ofende al impávido mar! Mounstruos y vientos no ceden y obligan al navío en una bahía entrar. La niebla nos acoge, cómplice y discreta. El viento, en su desconcierto, se extravía en alguna biblioteca. Empieza a amanecer...

“Hay un revuelo de pájaros y hombres en cubierta, blancas nubes se despliegan de mástiles y cielos, la larga cadena del ancla del detierro gime al despegarse del húmedo lecho como de femenino vientre nuestro sexo. El barco se mueve de nuevo, de nuevo se mueven hombres y velas... nuestra esperanza camina... de nuevo. Todo se mueve, menos mi sable fiero, mi espada de espejos arrancada, mi arma tierna de noche y duermevela, de montaña...”

Amanece y todo vuelve a la normalidad. El barco es de nuevo “Aguascalientes” y los piratas son, otra vez, transgresores de la ley. Nada delata la nocturna confesión. Una sirena, apenada, pregunta donde quedan las letrinas. Un par de milicianos cavan un agujero para enterrar un viejo cofre de tesoros. Un oficial, en previsión, dibuja un mapa para localizarlo luego. Heriberto juega con una caracola abandonada...

“Aguascalientes” está listo. Nosotros estamos listos. Fumamos... y esperamos. Desde algún puerto en las montañas del sureste mexicano Subcomandante Insurgente Marcos.

Pirata extraviado, profesional de la esperanza, transgresor de la injusticia, bandido de suspiros, amo de la noche, señor de la montaña, hombre sin rostro y sin mañana, y ahora, confeso conspirador que pinta barcos del color de “Aguascalientes”, es decir, del color de la esperanza... Agosto de 1994.

+ México, con un cercano, eso espero, viento a su favor...

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